La comunidad de noviciado de VedrunAmérica, inspiradas por las reflexiones que nos ofreció el equipo de Comunicación, Profecía y Cuidado de la Creación, nos reunimos el 29 de septiembre para nuestro retiro mensual. Oramos juntas, conducidas por la reflexión de las primicias de la esperanza del texto bíblico Romanos 8, 19-25:
Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios.
Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios.
Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora.
Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve?
Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos
Tuvimos espacios de reflexión personal, donde cada una tuvimos la oportunidad de rezar, ponernos como criatura en las manos de Dios y en compromiso y cuidado con todo lo creado. Compartimos en comunidad la gratitud, las llamadas a una conversión ecológica urgente y las realidades desafiantes en esa relación sana con la casa común.
Esperanzar y actuar con la creación es una forma sabia de ponernos en movimiento hacia este sentido de pertenencia, de armonía, de cuidar y dejarnos cuidar. Es una esperanza que actúa, que nos pone en movimiento, que nos lleva a cambiar de vida, a querer crecer en este amor y en esta conexión con todo lo creado. Es una esperanza que nace de la experiencia de la fe, de dejarse llevar por la presencia del Padre Creador, por el Resucitado, por la Ruah, el soplo de vida.
Como menciona el texto bíblico que la tierra gime con dolores de parto y con ella todos los humanos, tomamos conciencia y pusimos nombre a todos estos dolores por los que hoy gime la creación, con dolores de parto: la deforestación, las guerras, los incendios, el abandono de los bienes comunes, del agua, la luz y la falta de alimentos para todos, entre muchos otros gritos que piden una vida más digna para toda la comunidad.
“Sin embargo, hay esperanza y expectativa de un futuro mejor. La esperanza en el contexto bíblico no significa permanecer quietos y en silencio, sino gemir, luchar y clamar activamente por una vida nueva en medio de las dificultades. Al igual que el parto, pasamos por un período de intenso dolor, pero emerge una nueva vida”.
Nos sentimos muy acompañadas por nuestro documento capitular: FVCPA, que nos lleva al compromiso con los tesoros fundamentales de nuestra vida y entre ellos está el cuidado de la casa común, la madre tierra y también nos sumamos al documento Laudato Si’, que nos lleva a tener un corazón agradecido a Dios por todos los seres creados y nos invita a vivir en esta relación de esperanza.
Esperanzar y actuar con la creación es una forma sabia de ponernos en movimiento hacia este sentido de pertenencia, de armonía, de cuidar y dejarnos cuidar.
Hna. María do Socorro Vieira, CCV
