En el marco del Jubileo “Peregrinos de esperanza”, celebrado en toda la Iglesia, los días 8 y 9 de octubre tuvo lugar en Roma el Jubileo de la Vida Consagrada. Con una amplia y viva participación de religiosas y religiosos de todo el mundo, el encuentro estuvo marcado por momentos de oración, reflexión y peregrinación.
Algunos actos se organizaron por grupos lingüísticos, animados por equipos de consagradas/os. En el grupo de lengua portuguesa se pidió un testimonio sobre nuestra presencia en Haití, como signo de compromiso con la paz. Nuestra hermana Maria Lusitania de Sousa, brasileña, que forma comunidad junto con Marta Peña (chilena) e Ivelise de Jesús (dominicana), compartió su experiencia desde la frontera, acompañando la misión de Fond Parisien.
Crédito de todas las fotografías: Jaime C. Patias.
En su mensaje, la Hna. Lusitania relató cómo, desde 2019, la comunidad Vedruna sostiene allí una escuela, un centro de salud y una planta potabilizadora de agua, que ofrecen educación, alimentación y atención básica a cientos de familias en medio de una situación de gran inseguridad. Contó también cómo, tras el cierre de la frontera en 2023 y su imposibilidad de regresar a Haití en marzo de 2024, la comunidad, tras discernimiento con la diócesis de Barahona, se estableció en Jimaní (República Dominicana) para continuar acompañando la misión y mantener el contacto con el equipo de Fond Parisien, tanto presencial como virtualmente.
El audio de Lusitania se compartió durante un momento de oración, acompañado de fotografías de la misión. Según Hna. Geni dos Santos, de la Sagrada Familia de Burdeos, el testimonio fue “precioso y muy inspirador”, ayudando al grupo a orar desde la realidad de quienes viven y anuncian la esperanza en contextos difíciles.
Son estos gestos sencillos y compartidos, entretejidos en la vida cotidiana, los que alimentan nuestra esperanza y nos animan a seguir caminando juntas, peregrinas de esperanza solidaria.
María José Meira (Dedé), ccv








