
Del 28 de diciembre al 6 de enero, en este profundo tiempo de nuestro ciclo litúrgico, experimentamos la presencia del Niño Dios, que se encarna, nace y se hace presente en cada realidad, especialmente en las más necesitadas. Con este sentido nos reunimos como hermanas Vedruna en nuestra asamblea de país, acompañadas por la significativa presencia de la familia Vedruna, quienes nos apoyaron con sus oraciones y publicaron lo que compartíamos, participando de diferentes formas, tanto virtual como de manera presencial.
Fueron días marcados por una espiritualidad profundamente conectada con nuestra casa común, reflejada en el espacio que nos fue ofrecido, rodeado de una bella naturaleza. Vivimos este tiempo como una acción de gracias al Dios de la vida, que nos ha dado tanto. Nos alimentamos de la mesa de la Palabra y de la Eucaristía.
Tuvimos espacios para compartir con los laicos, quienes nos trajeron su caminar impregnado del aroma del Carisma Vedruna tan presente, con sus dificultades y belleza, en nuestra vida de misión en nuestros Centros Educativos, así como en el caminar junto a la familia carismática en sus diversas vinculaciones. Continuamos escuchándonos como hermanas y compartiendo experiencias de la misión de cada una.
Aprovechamos estos días para formarnos, con el acompañamiento de la hermana María Vieira, quien nos ofreció herramientas basadas en nuestro documento capitular «Nacer de Nuevo» y otros recursos que serán útiles para fortalecer nuestras relaciones y compromisos en nuestra misión.
Durante este tiempo, realizamos celebraciones de acción de gracias a Dios por un año más que se cierra y por el 2025 que comienza con toda la esperanza que nos trae. También celebramos el don de la vida de las hermanas que cumplían años de vida y bodas de oro de Vida Religiosa.
Evaluamos, planificamos y soñamos juntas este nuevo año que comienza, con la esperanza de ser acompañadas por la Trinidad, por María y Joaquina, de manera muy especial en este tiempo que estamos viviendo y en la preparación de las celebraciones para el bicentenario de nuestra congregación.
Hna. Maria do Socorro Vieira, CCV