Esperanza y misión en medio de la adversidad: acompañando al pueblo haitiano desde Jimaní

«Yahveh, el Dios de los pobres y de los que sufren.
Nos ha reunido aquí para cantar su alabanza.
Para darnos esperanza y contar con su mano.
en la construcción del Reino…»

Fray Zeca

Querida familia, queremos compartir con ustedes cómo va nuestra vida y misión por Fonds Parisien-Haití. Agradecer que siempre nos acompañan con oraciones, mensajes y gestos de solidaridad. Sentimos su presencia cercana y atenta a la situación de este país y de nuestro pueblo haitiano que sufre, esperanzado y confiado en Dios.

Como muchas de ustedes ya saben, todas las fronteras (terrestres, marítimas y aéreas) entre República Dominicana y Haití siguen cerradas, trayendo como consecuencia que continuemos en Dominicana y desde aquí seguimos coordinando la misión en la modalidad virtual. En varias ocasiones, desde marzo hasta la actualidad, nos hemos aproximado hasta la frontera para enviar alimentos, medicamentos y otros insumos.  La situación ya estaba difícil y se agravó en el mes de julio cuando la banda que está en los pueblos vecinos amenaza con entrar a Fonds Parisien, provocando que la gente, según las posibilidades, comience a desplazarse hacia las montañas, algunos donde familiares, otros a la merced, solo huir para salvar la vida.

Nuestra comunidad, desde antes de salir de Haití, en el mes de marzo, junto a los Equipos Provincial y General, venía viendo la posibilidad de seguir acompañando a Haití desde Jimaní, el pueblo fronterizo con Dominicana más cercano a nuestro lugar de vida en misión en Fonds Parisien.

Para nosotras, la comunidad de Haití es vista como una gran oportunidad de seguir acompañando desde más cerca a nuestra gente, de encontrarnos con ellos los días de mercados y sobre todo de que la gente sienta que no los hemos abandonado ni dejado a su suerte.

Iniciados los procesos de rigor: hablar con el obispo, párroco de Jimaní (la parroquia está en manos de los claretianos), y después de dialogar, visitar y reunirnos, se da el visto bueno para que la comunidad, temporalmente, se quede en Jimaní.

Nuestra presencia allí la vemos venida de Dios, porque los jesuitas tienen una casa que eran oficinas del SJRM (Servicio Jesuita para los Refugiados y Migrantes) y en este momento no está en función por falta de recursos humanos, y al saber de nuestra búsqueda la han puesto a disposición y también nos han ofrecido coordinar junto con ellos y otras congregaciones un trabajo en red pastoral-social, un trabajo que no impida la misión que tenemos en Haití.

El 10 de octubre nos hemos hecho presente en este lugar de misión fronteriza en Jimaní. Como todo lo nuevo, tenemos sentimientos encontrados de gozo y miedo, pero, estamos abiertas, queremos dejarnos guiar por el Espíritu de Jesús en este momento histórico de nuestra vida.  Seguimos contando con sus oraciones y cariño. ¡Queremos decirles que se anoten, la mies es mucha!

Mª Lusitania De Sousa, CCV

Comunidad Fonds Parisien-Jimaní