Nuestra carta por una Iglesia más Sinodal: ¡Es hora de incluirnos!

Ya en los primeros días de nuestra última Asamblea Capitular XXVIII 2023 resonó un anhelo común: el de una Iglesia realmente sinodal. Una Iglesia donde todas las creyentes podamos realmente caminar juntas, mujeres y hombres compartiendo liderazgos, acogiéndonos mutuamente con nuestro ser y nuestra palabra diversa, desde la igual dignidad. Sin ese tinte de clericalismo que ahora experimentamos, tan alejado del talante de Jesús que no excluía a nadie, acogía a todas, tal como se nos revela en los Evangelios y en la vivencia de las primeras comunidades.

No era nuevo este deseo. Los capítulos anteriores y también en el Consejo General Ampliado (CGA) de 2021 y en las comunidades Vedruna, hemos reflexionado y dialogado mucho estos últimos años sobre el papel de las mujeres en la Iglesia, con la ayuda de otras mujeres, religiosas y laicas, teólogas comprometidas por la igualdad de las mujeres en la Iglesia. También el camino sinodal nos ha alentado.

Y este anhelo cuajó en la decisión de la comunidad Capitular de dirigir una carta, consensuada por todas, a la Asamblea del Sínodo de Obispos para hacer sentir nuestra voz. La hemos titulado: “¡Es hora de incluirnos!”. La podéis leer en este enlace, en español, francés e inglés.

Con ella esperamos contribuir a que nuestra Iglesia de un paso adelante, bien significativo. Lo percibimos como una urgencia a la que estamos llamadas, también nosotras y nosotros, a comprometernos como Familia Vedruna allí donde estamos. Aquí, el texto íntegro de la carta:

Vic, 14 de agosto de 2023 

¡ES HORA DE INCLUIRNOS!

La Asamblea Capitular reunida en Vic para la celebración del Capítulo XXVIII de la Congregación  de HH Carmelitas de la Caridad Vedruna, representando a la Familia Vedruna presente en cuatro  continentes, nos dirigimos a la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. 

Saludamos a toda la Asamblea y, de forma especial, a las mujeres que forman parte de ella, a  quienes apoyamos y en quienes nos sentimos representadas. También saludamos y agradecemos  al Papa Francisco su disposición a favorecer la participación de las mujeres. 

Desde nuestras comunidades hemos participado activamente en la etapa diocesana del proceso  sinodal y lo valoramos en la esperanza de un nuevo renacer de la Iglesia. Nuestro vivo sentido de  pertenencia eclesial nos impele ahora, como comunidad capitular, a decir nuestra palabra al  Sínodo. 

Nosotras, igual que otras mujeres, vivimos diferentes modos de exclusión en espacios y foros  habitualmente reservados a varones, especialmente, a los ordenados. Muchas veces se ignoran  nuestras capacidades, nuestra mirada y nuestra palabra en los discernimientos, en las  responsabilidades, en la toma de decisiones, en la interpretación de la Palabra y el magisterio,  así como en la forma de organizar la Iglesia en los diferentes niveles. Se sostiene la igual dignidad  bautismal de varones y mujeres, laicos, laicas y ordenados, pero echamos en falta una práctica  que trasluzca con nitidez este reconocimiento. 

Todo ello nos mueve a expresar nuestra profunda preocupación por esta situación de exclusión.  Creemos que está en juego que la Iglesia sea memoria viva de Jesús, Buena Noticia para todos y  todas. También consideramos que la cultura eclesial clerical contribuye al alejamiento de la  Iglesia de las nuevas generaciones.  

Pedimos a esta Asamblea que dialogue y delibere con valentía para abrir caminos de esperanza  hacia una Iglesia que sea: 

  • Comunidad de comunidades que incluye y reconoce la igual dignidad de mujeres y  varones, ordenados o no, acompañando los procesos de fe.  
  • Comunidad que ejerce un liderazgo compartido entre los diferentes carismas y servicios,  con relaciones alternativas a un mundo patriarcal desigual.  
  • Comunidad que, sostenida en la radical igualdad de haber sido creados a imagen y  semejanza de Dios (cf. Gn 1,26-27), la manifiesta en sus estructuras y su predicación; en  el magisterio, la interpretación bíblica, las celebraciones y la formación en los seminarios  diocesanos; en su acción social y su compromiso por la justicia, la paz y la integridad de  la Creación. 

Nuestra fundadora, Santa Joaquina de Vedruna, mantuvo un diálogo fraterno con la Iglesia para  discernir y tomar decisiones antes, durante y después de la fundación de la Congregación. 

También nosotras buscamos mantener ese diálogo allí donde estamos y lo reclamamos para todas  las mujeres en igualdad de condiciones. 

Confiamos en el buen hacer del Sínodo a la escucha de este clamor eclesial y social. Por nuestra  parte, ratificamos nuestro compromiso de caminar en sinodalidad, acompañando y siendo  acompañadas para entretejer comunidades vivas de una Iglesia en salida, samaritana y profética  desde los diferentes espacios en los que estamos presentes. 

Confiadas en que la Ruah Santa los acompaña, reciban nuestras bendiciones.

Maria Teresa Cuervo Buitrago, ccv 

 Hermana General 

Hna. Portavoz: Montserrat Fenosa Choclán  

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