El fin de semana del 15 y 16 de febrero, los jóvenes de la Pastoral Juvenil de la Parroquia San Antonio y de la futura Área Pastoral del Divino Espíritu Santo en la ciudad de Salgueiro, de la región nordeste de Brasil, vivieron un profundo momento de retiro y convivencia. Durante esta experiencia transformadora, pudieron compartir vivencias, fortalecer su misión pastoral y personal, y renovar su camino de fe. Fue un tiempo de reencuentro con Dios, el Buen Jesús de Joaquina de Vedruna.
El encuentro comenzó en la tarde del sábado, cuando los jóvenes, reunidos en comunidad, contemplaron juntos la magnífica puesta de sol. Este instante de comunión con la naturaleza preparó sus corazones para la programación nocturna, que se volvió aún más significativa. Por la noche, se llevó a cabo una dinámica de encuentro personal, guiada por dos preguntas esenciales:
¿Cuál es mi misión?
¿Cuál es mi papel en este mundo?
Tras un momento de interiorización y escucha interior, los jóvenes regresaron al gran grupo para compartir lo que había brotado en sus corazones.

La espiritualidad se intensificó con la canción “O Mesmo Rosto”, de Jorge Trevisol, que sirvió de inspiración para un profundo momento de mística y luz. La canción trajo a la reflexión la necesidad de ser luz y aliento en la misión personal y pastoral de la juventud. A pesar de los desafíos que enfrentan los jóvenes hoy en día, es esencial buscar el verdadero sentido de la vida, alimentando la esperanza y la fe.
El domingo estuvo marcado por un contacto más íntimo con la naturaleza, permitiendo que los participantes apreciaran las bellezas del “sertão” (zona semidesértica) con una mirada contemplativa. Este momento despertó la conciencia ecológica y la reflexión sobre la importancia de proteger y cuidar la Casa Común, reconociendo en ella la manifestación del amor divino.
Como símbolo del encuentro y de todo lo que se vivió, los jóvenes recibieron la pulsera de la Misión Juvenil Vedruna de Haití, un signo de pertenencia y compromiso con la juventud. Este gesto simbólico reforzó la vocación de cada uno, recordándoles que en las cosas más simples de la vida siempre está presente el toque y el amor de Dios.
Álvaro Danilo da Rocha Santos, animador juvenil