En el cuarto domingo de Cuaresma, o domingo de Laetare (“Alegraos”), el Servicio Jesuita de Refugiados presenta el testimonio de Oussama, un adolescente prodigio de la informática que ha sido capaz de diseñar un sistema de monitorización que permite a su familia embalsar el agua que cae en el tejado de su vivienda. Ver cómo su hijo puede desarrollar estos enormes potenciales es un consuelo para sus padres, que se vieron obligados a abandonar el hogar, en Reef Damascus, junto con cerca de siete millones de personas que huyeron de Siria hacia el Líbano desde 2011.
“Padre mío, ¿Por qué me has abandonado?”, leemos en la oración de este cuarto domingo de Cuaresma. “A través de nuestras acciones, nuestras palabras, nuestros pensamientos –prosigue la súplica-, haznos crecer en humanidad”.