En lo simple, la vida se hace camino y encuentro

Amaya comparte su mes y medio como voluntaria en la selva, conviviendo con las familias del Centro Poblado Nuevo San Juan. Allí experimenta cómo la vida se construye desde lo sencillo, desde lo pequeño, desde lo más profundo del ser humano.


Es una gran experiencia, primero la llegada surcando el río Ucayali, que te marca la dinámica del tiempo, llegas cuando llegas, todos con sus cargas, con cosas que en su poblado no pueden adquirir, barquitos que cargados de gente y bártulos van río arriba y abajo, como en una gran autopista de agua. Contacto con la naturaleza viva, exuberante, joven y, a la vez, contacto con la vida en la selva, que es dura, hay que trabajar mucho y duro para poder tener algo para comer en el plato. No importa la edad que tengas, la necesidad se impone, y esta es la prioridad para todos. Experimentar que el presente es importante, vivir lo inmediato, algo para mí sanador y a la vez difícil, acostumbrada a programarme, aquí es un ejercicio práctico, lo importante no es lo que has programado, estás a expensas de lo que para otros es importante, y tú te acoplas.

Aquí lo prioritario es conseguir tener un plato en la mesa, algo que yo tengo sin dificultad, todo lo demás es secundario, estas gafas para mirar su vida y mi vida son importantes.

Este año ha sido de un contacto directo e intenso con personas que necesitaban atención por problemas de salud con el tratamiento de biomagnetismo.

Ha sido precioso dedicarles mi tiempo y mi afecto, ver lo limpias y arregladas que se acercaban a la sesión, y ofrecerles ese espacio, que tan difícil es para ellas. -digo ellas, pues sólo vinieron 2 hombres- y, tomarlo como viene, sentir el gozo de verlas levantarse de la sesión sonrientes, y yo a la vez como si fueran un poquito yo, alguien importante para mí, alguien especial. Nuestras historias se juntan.

Escucharlos decir cosas preciosas, surgidas de los tratamientos, “yo he resucitado”, “vine con dolor de rodilla y no me duele”, “ha sido sanador el tratamiento”. O algo que me emocionó y dio un poco de vergüenza; ¿qué está haciendo madrecita, que la gente está sanando? He entrado a formar parte de sus vidas y ellas de la mía, con algunas hasta de su gran intimidad.

Puedo decir lo que contesto cuando me preguntan ¿volverás a Perú?: , mientras tenga ilusión por compartir mi vida, por lo sencillo, lo cotidiano, volveré pues eso lo experimento de una forma especial sobre todo en la selva, donde lo sencillo, lo inmediato es prioritario, donde los grandes, planteamientos caen por su peso.

La vida es simple, tan simple como yo, como mi vida.


Amaia Oar-Arteta, voluntaria