Casa Manso Joaquina de Vedruna

Este espacio no es un museo. Es una casa.
Una casa con memoria, con paredes que han escuchado y suelos que han sentido los pasos de una vida plena.
Aquí no habrá reconstrucción ni ficción: esta es la casa real de Joaquina, donde vivió, amó y comenzó a transformar el mundo.
En Casa Manso no habrá un recorrido cronológico ni convencional.
Como ocurre con los recuerdos, se podrá entrar y salir de las estancias libremente, avanzar, retroceder, dejarse guiar por la intuición.
Cada espacio hablará: la cocina, la celda de Joaquina, el jardín… No serán solo escenarios, sino presencias vivas que guardan el latido de una vida habitada por Dios, una vida que aprendió a descubrirle en todo.
En cada rincón se podrá sentir cómo Joaquina se deja impregnar por el entorno y cómo, guiada por la luz del buen Jesús, devuelve al mundo una acción que transforma y da vida.
Esta casa no solo nos invita a mirar el pasado, sino que abre ventanas al presente y al futuro.
Será un espacio para escuchar, para sentir y para dejarse inspirar.
En este mismo lugar, donde Joaquina habitó y el Carisma Vedruna fue tomando forma, brotó una semilla que hoy sigue dando fruto y que nos impulsa a seguir sembrándola con esperanza por el mundo.
Dejad que la casa os hable.
Dejaos llevar…

Esta no es un museo, es una casa con memoria.

Cada espacio es un testimonio vivo: la cocina, la celda, el jardín…

Aquí está la casa real de Joaquina, donde transformó el mundo.

Esta casa te invita a mirar el pasado, el presente y el futuro. Déjate inspirar.

No habrá recorrido cronológico; déjate llevar por la intuición.

Dejad que la casa os hable y os inspire a transformar vuestro propio mundo.