Haití:La resiliencia nos hace creativos para buscar formas nuevas

Para la semana del 21 de abril celebrábamos dos grandes acontecimientos: “el día del libro y el día de la tierra”. Se organizaba una gran exposición de libros para incentivar a los alumnos a leer, soñar, crear, experimentar. Además, en un país donde no hay apenas vegetación, nos sensibilizábamos con la Madre Tierra, nos comprometíamos en el cuidado de los arbolitos y plantas que tenemos en la escuela y plantábamos algunos árboles que sembrábamos en nuestra huerta. Todos los niños esperaban este día porque aparecían cuentos, libros de ciencias, historia… nuevos. Era todo un espectáculo ver pasar a los niños desde kínder hasta 6º grado por la biblioteca, que tenía como anfitriones a los mayores y se abría a la visita de otras escuelas del sector.

La vida con la llegada de la violencia nos cambió, pero no por eso, dejamos de celebrar estos dos grandes acontecimientos mundiales, de manera más sencilla. Este año, aunque no estamos presentes las hermanas, el personal de la escuela organizó diferentes actividades, hasta un concurso de lectura y escritura, donde hubo entrega de detalles a los ganadores, haciendo presente la vida y soñando con un país diferente donde todas y todos podamos crecer, vivir en paz, armonía y hacer que renazca nuestro país.

Así pasó con los estudiantes de 6º, que finalizan su ciclo en la escuela Vedruna, que año tras año esperan su convivencia donde trabajan los valores. Se había planificado para el mes de febrero… y ante la violencia que hubo tan fuerte, se tuvo que suprimir. En vez de salir un fin de semana, nos acomodamos a quedarnos en el ámbito escolar. También renunciamos a la playa en el lago Azuey, en el Parque Natural Quisqueya. A pesar de tanta contradicción, estamos contentos porque tenemos la posibilidad de ir a una piscina en un sector que está más cerca de la frontera con República Dominicana, con el fin de proteger a los niños y personal.

Lo importante de esta realidad es que nos estamos volviendo resilientes, creativos y recursivos con lo poco que nos dejan. Aprendemos a no ser exigentes sino que descubrimos aquellos resquicios que se nos presentan, para vivir con alegría y esperanza.

Damos gracias a Dios por el personal que hace cada día que el carisma Vedruna se haga realidad, fuente de vida, entrega, crecimiento y se proyecte en aportar valores, fuerza y esperanza para ayudar al resurgimiento de un Haití diferente donde todas y todos podamos crecer y vivir con dignidad.

Hna. Camila de Jesús, CCV