Oración por la eliminación de la pena de muerte

Desde el año 2003 se celebra el 10 de octubre el Día Mundial contra la Pena de Muerte, para dar unidad al movimiento abolicionista global y movilizar a todos los agentes de la sociedad para eliminar la pena capital. 

La pena de muerte es un castigo consiste en provocar la muerte a una persona, condenada por parte del Estado, por haber cometido un delito establecido en la legislación. Aunque la ejecución de criminales y disidentes políticos se ha aplicado en muchas sociedades a lo largo de toda la historia, desde hace siglos existe un movimiento abolicionista que lucha por prohibirla y dejar de usarla como recurso legal del Estado. Por ello, la tendencia mundial actual es de abandono de esta pena, y más de 160 Estados miembros de la ONU la han abolido o no la ponen en práctica. 

Sin embargo, en la actualidad existen aún 55 países del mundo donde continúa usándose.  En 2023 Amnistía Internacional contabilizó 1153 ejecuciones y casi 2.500 nuevas condenas a muerte.

Los principios de la doctrina católica han evolucionado a lo largo de los siglos en torno a esta cuestión. En su seno tuvieron lugar distintas posturas que dieron pie a interesantísimos debates antropológicos y filosóficos en torno a la dignidad de la persona, el bien común, la punibilidad y la redención. Sin embargo, desde 2018 el Papa Francisco marcó una dirección muy clara al establecer la pena capital como inadmisible, modificando la redacción del número 2.267 del Catecismo de la Iglesia Católica. 

Por ello, nos unimos en la protesta por la abolición de la pena capital, porque atenta contra la inviolabilidad y dignidad de la persona. Al ser un castigo irreversible, siempre existe el riesgo de ejecutar a personas inocentes y se niega la esperanza de redención y reconciliación con la comunidad. 

Además, como señalan la Coalición Mundial en contra de la Pena de Muerte y Amnistía Internacional, es un castigo que se emplea en sistemas de justicia poco imparciales y se aplica de forma discriminatoria. Estas dos organizaciones también recogen pruebas de que no funciona como mecanismo disuasión contra el crimen: no está demostrado que sea más eficaz que la cadena perpetua. Ese aspecto ha sido destacado en el Día Mundial contra la Pena de Muerte en 2024, que está dedicado a cuestionar la idea errónea de que este castigo puede aportar seguridad a las personas y comunidades. 

Por todo ello, hoy compartimos una oración con la que sumar nuestro granito de arena al cambio por la abolición de la pena de muerte: 

Padre misericordioso, pedimos tu bendición sobre todo lo que hacemos para construir una cultura de la vida. Escucha nuestras oraciones por aquellos afectados por la pena de muerte.

Oramos por todas las personas, para que su vida y dignidad como hijos de un Dios de amor sean respetadas y protegidas en todas las etapas y circunstancias.

Oramos por las víctimas de la violencia y sus familias, para que puedan experimentar nuestro amor y apoyo, y encontrar consuelo en tu compasión y en la promesa de la vida eterna.

Oramos por los condenados a muerte, para que se les perdonen sus vidas, para que los inocentes sean liberados, y para que los culpables reconozcan sus faltas y busquen la reconciliación contigo.

Oramos por las familias de aquellos que enfrentan la ejecución, para que puedan ser consoladas por tu amor y compasión.

Oramos por los líderes cívicos, para que se comprometan a respetar cada vida humana y poner fin al uso de la pena de muerte en el mundo.

Padre compasivo, danos sabiduría y corazones llenos de tu amor. Guíanos mientras trabajamos en poner fin al uso de la pena de muerte y construir una sociedad que realmente elija la vida en todas las situaciones.

Te lo pedimos Padre por tu Hijo Jesucristo que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Fuente: Conferencia Episcopal de Estados Unidos