El martes 22 de noviembre el personal del colegio El Carmelo de Caracas (Venezuela) tuvo un conversatorio sobre el Carisma Vedruna. Se inició con la lectura de Mateo 7:15, la parábola de “Los frutos del árbol”, donde se señala que los árboles buenos producen buenos frutos, mientras que los árboles malos producen malos frutos. Se aprovechó este momento de reflexión para realizar una dinámica donde cada persona tenía que dibujar en un papel una fruta y colocarlo en unas ramas, indicando por qué se identificaba con ella. Fue una actividad muy bonita e interesante; cada uno relató sus virtudes asemejándose a las propiedades o características de su fruto y cómo las aplica en su trabajo.
El colegio El Carmelo es un árbol de buenos frutos con sus raíces, tronco y ramas. Las raíces representan los valores y el Carisma Vedruna que sustentan al colegio. El tronco representa la estructura organizacional. Las ramas, los diferentes programas y actividades que se realizan en la institución. Y los frutos representan a su personal. Jesús dijo: “Por sus frutos los reconocerán”. El Carmelo es reconocido por buenos frutos variados, diferentes, pero buenos. Como en todo árbol, puede haber ramas torcidas, raíces que sobresalen de la tierra, pero no por eso deja de ser un gran árbol que da frutos buenos.

A continuación de estas reflexiones, se hizo un trabajo en grupo sobre la antropología Vedruna que debe tener un docente, en sus cuatro principios:
- Relación consigo mismo: conocer nuestras fortalezas y debilidades, sentirnos seguros, confiados y manejar nuestras emociones.
- Interrelaciones con los demás: desarrollar relaciones positivas con los demás, fomentando respeto, cooperación y empatía.
- Abierto a Dios: fortalecer nuestra relación con Dios a través de la oración y la reflexión, siendo amorosos, compasivos y justos.
- Apertura al Universo: promoviendo un pensamiento crítico y la resolución de conflictos, fomentando la curiosidad y el aprendizaje permanente.
Al integrar estos principios en la práctica docente, podemos ayudar a los estudiantes a desarrollarse plenamente como personas y a contribuir a la construcción de un mundo mejor.
Realmente, este conversatorio fue una oportunidad para aprender, mejorar y realizar una revisión de nuestro quehacer educativo pastoral.
Candy Rodríguez Socas






