“Todo fue gracia”: recuerdos de 75 años de vida consagrada

En junio de 2025, la hermana Maria Arumí i Blancafort cumple 75 años de vida consagrada como Carmelita de la Caridad Vedruna. Es motivo de celebración y alegría, por lo que hoy compartimos su testimonio plagado de recuerdos. 


Recuerdo que ya desde pequeña le dije a mi confesor que de mayor me gustaría dedicar toda mi vida a Dios, supongo que quería decir, consagrarme, él me aconsejó que no, que tenía que vivir y experimentar otras maneras de servirle y amarle y que mi familia me ayudaría.

A los 9 años hice la primera Comunión en La Garriga, un pueblo de la provincia de Barcelona. Recuerdo que el mismo día también la hizo un niño de la familia Millet, que vivía en L’Ametlla del Vallès.

Cuando fuimos a vivir a Vic, mis hermanas y yo fuimos al colegio de El Escorial. Más adelante estuve interna en el colegio de Gràcia, donde estaba destinada mi tía Roser Blancafort.

Al acabar los estudios en el colegio de Gràcia, volví a Vic. Ese fue el momento de preguntar a mi padre para entrar en el noviciado, pero no le pareció bien porque yo era demasiado joven. 

Durante el tiempo de espera ayudé a la hna. M. Teresa Robusté, profesora de dibujo de El Escorial. Hice amigas y amigos, también algún pretendiente. Pienso que quizá por eso y por miedo a que me desviara de la vocación a la vida consagrada se aceleró mi entrada en el noviciado y me propusieron entrar el día del Sagrado Corazón, tres semanas antes de la entrada de mi grupo.

He tenido distintos destinos, siempre relacionados con la docencia, el primero fue en Manlleu. Estudié Románicas en la Universidad de Murcia y Bellas Artes en Barcelona. Terminé mi vida profesional en la Universidad Ramon Llull, en Blanquerna, como profesora de Lengua y Literatura. Trabajé en ella 29 años. Guardo un agradable recuerdo.

Ya jubilada, en el año 2000, me matriculé en el Taller de pintura del profesor Madiroles, un gran maestro y amigo. El Covid fue quien puso el punto y final a esta última etapa, para mí tan bonita.

Hoy, doy gracias por estos 75 años de vida consagrada como Carmelita Vedruna. «Dios llamó a quienes quiso». Agradezco todo lo que he recibido, que ha sido mucho y todo lo que he podido dar. En este camino me han acompañado muchas personas: mi familia de sangre, la familia Vedruna y otras muchas personas, muchas. Todo fue gracia.

Hna. Maria Arumí i Blancafort, ccv