Continuamos con nuestra serie de entrevistas a los nuevos equipos provinciales. En esta ocasión, es el turno del nuevo Equipo Provincial de Europa, nombrado el pasado mes de marzo. Este equipo está conformado por María Gracia Gil, quien desempeñó ya esta responsabilidad hasta 2021, Mª Inmaculada Eibe, enfermera, doctora en Teología y miembro del grupo musical Ain Karen; Mª Dolors Bosch, hasta ahora delegada de la Zona C, que abarca Cataluña; Carmen Montes, quien ha ejercido como delegada provincial en los últimos meses; Mª Inmaculada Gala, delegada de Vida Consagrada en la diócesis de Tánger; Montserrat Fenosa, coordinadora del Eje de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC) de la Provincia de Europa; y Teo Corral, quien, tras haber trabajado en varios países del continente africano, puso en marcha, junto a otra hermana Vedruna, una casa en Deusto abierta a mujeres migrantes.
En esta conversación, exploramos las perspectivas, estrategias y objetivos del equipo para afrontar los desafíos actuales y futuros. Inspirados por las propuestas del último Capítulo, este equipo está llamado a liderar con un espíritu sinodal, promoviendo la participación y la sostenibilidad en todas sus formas.
Frente a las realidades más desafiantes que existen en su Provincia, ¿qué estrategias han considerado como nuevo Equipo Provincial para afrontarlas y sembrar vida como Familia Vedruna?
Somos muy conscientes de que esto es un proyecto de todas y que queremos hacer un camino sinodal con el ejercicio de un liderazgo compartido que:
- Genera cauces de participación, propicia el discernimiento en común, facilita la reflexión y responsabilidad en la toma de decisiones en la vida cotidiana.
- Potencia la escucha de lo que se dice y hasta de lo que no se dice, da espacio al silencio en los encuentros personales, comunitarios, provinciales.
- Abraza los conflictos como compañeras y compañeros de camino, con diálogo, respeto, empatía, fomentando la implicación responsable de cada miembro del grupo de la comunidad en su resolución (NdN 54).
- Cuenta con la diversidad, la reconoce como riqueza y la encauza hacia el mayor bien.
- Es capaz de pedir perdón y de dar espacio a las segundas oportunidades.
- Facilita, propicia la cooperación y capacidad de todas/os a fin de generar vínculos de interdependencia.
- Trenza una interrelación, despojadas de juicios, estereotipos y condenas, que deja espacio al anhelo y la decisión de llegar a tejer juntas.
A la luz de las propuestas surgidas en el Capítulo, ¿qué aspectos específicos consideran de su provincia podría dejar atrás para dar espacio a nuevas iniciativas y renovación?
Necesitamos dejar atrás el desencanto y la desesperanza, lo que ya no es adecuado para este momento, abandonar prácticas no sostenibles y formas de vivir en las que el empuje hacia lo nuevo lo sentimos frenado por distintos factores: dificultades para abrazar la realidad personal y comunitaria; el aferramiento a lo nuestro, el miedo a movernos y al cambio; la dificultad en apostar por el bien común; un agudo sentimiento de desesperanza ante el empobrecimiento y exclusión de muchas personas y ante los conflictos mundiales. Todo esto nos produce impotencia, tristeza e incluso nos lleva a desentendernos porque nos parece que no podemos hacer nada o casi nada. Sin embargo, cuando vamos al pozo de nuestro corazón y lo compartimos, conectamos con un aliento que dura y escuchamos la llamada a “nacer de nuevo”, a dejarnos hacer por el Espíritu.
Sentimos la necesidad de dejar los viejos suelos y de adentrarnos en suelos nuevos. Inspiradas por la Samaritana y el Samaritano, quisiéramos ser buscadoras de pozos y de caminos nuevos en este tiempo de poda y de crecimientos en el que vivimos. Necesitamos vivir la vida con mayor sentido y deseamos organizarnos de manera nueva y sostenible. Somos conscientes de que lo que vivimos hoy es fundamental para que las generaciones futuras puedan vivir también con sentido. Por eso, el discernimiento en común que estamos realizando resulta muy necesario.
Sentimos la necesidad de vivir el equilibrio entre el cuidado de lo existente y la apertura a lo nuevo. Entre nosotras hay muchas hermanas mayores y existe también un pequeño grupo de jóvenes en formación inicial y otro grupo llamado “Generaciones más jóvenes” que quieren implicarse en la Provincia con lo que conlleva para todas de apertura a lo nuevo.
¿Cuáles son las principales metas y objetivos que el Equipo Provincial se plantea alcanzar durante este nuevo periodo, en respuesta a las necesidades y desafíos identificados en el Capítulo y a la realidad provincial?
1.- Promover y alentar la vida en misión de las hermanas, comunidades, laicas/os fomentando vivamente el sentido de unidad y vitalidad y así formar parte decidida del grupo de quienes viven y anuncian la Buena Noticia de Jesús.
Para ello deseamos por una parte, concretar, aterrizar poner rostro a un proyecto de misión para 8 o 10 años impulsando unas opciones prioritarias, asumidas por todas y según la realidad, necesidades y posibilidades y en continuidad con el discernimiento realizado; y por otra parte dar cobertura a los proyectos que hoy son respuesta a necesidades.
2.- Propiciar un acompañamiento cercano a hermanas y comunidades permaneciendo particularmente atentas a aquellas que lo requieren de manera especial.
Para ello deseamos hacer efectiva una organización de comunidades en continuidad con el discernimiento realizado y que haga posible un acompañamiento según situaciones y en proximidad.
3.- Garantizar una organización ágil y flexible que permita vivir como FV en Misión.
Para ello deseamos poner la “luz corta”, contando con diferentes Ejes, Redes y Comisiones que acompañan la misión que llevamos a cabo en diferentes ámbitos: administración, comunicación, educación, formación, inserción, pastoral juvenil vocacional, promoción de la justicia, paz e integridad de la creación, protección, secretaría y salud. Y poner también la “luz larga”, que nos permita vislumbrar hacia qué prioridades, desde las necesidades del mundo y las nuestras propias, necesitamos apuntar al futuro, en un período de 3 años.
4.- Actuar como garantes de la sostenibilidad para posibilitar el futuro de la FV
En el contexto actual de deterioro de la Casa común, ¿cómo planean abordar como Provincia los desafíos medioambientales y qué acciones específicas podrían emprender para contribuir a la sostenibilidad?
Queremos avanzar en el cuidado y acompañamiento holístico a las personas que forman parte de los distintos ámbitos, desde una espiritualidad integral y ecológica que, sostenida en la vivencia de la Ruah de Dios en cada criatura, nos capacita cada vez más para tejer complicidades y construir puentes entre nosotras y con quienes se encuentran en los márgenes (cf. NdN 6).
Deseamos alentar el compromiso con nuestra Casa común y con quienes la habitamos, que brota de esa espiritualidad del cuidado y de la minoridad evangélica y teje hilos de cuidado y ternura en nuestras relaciones con las personas, con otros seres vivos o inertes de nuestro planeta y con las cosas, y que defiende la vida frente a una cultura del descarte de muchas y del abuso de los recursos.
Nos proponemos también sumar a campañas de redes externas o bien como Voz Vedruna, por ejemplo:
- Campaña por una vida digna junto a las personas en movimiento y las de las diversas periferias que encontramos en nuestra Provincia.
- Campaña por la reducción de la Huella de CO2 escuchando los gritos del Planeta y, en general.
- Animando a unas relaciones noviolentas entre nosotras, en nuestro entorno y a nivel global, pidiendo también la implicación de nuestros líderes dentro y fuera de la Iglesia, dentro de nuestras posibilidades.
¿Cómo piensan facilitar el diálogo abierto y constructivo entre las diferentes comunidades y miembros de la Familia Vedruna de su Provincia, de manera que se promueva una cultura sinodal?
Somos conscientes de la importancia de la implicación de todas/os en nuestro Proyecto de vida y misión, lo que requiere un saludable ejercicio de apertura, participación, transparencia, información, propiciar en lo cotidiano el ejercicio del liderazgo compartido a partir de estructuras que lo posibiliten: asambleas y EPAS más amplios, consulta previa a los cambios, escucha de nuevas propuestas y ser consecuentes dando razón de las conclusiones, etc.
Este dibujo expresa para nosotras la cultura sinodal. En él aparecen dos brazos que son la Tierra que nos sostiene y que nos va tejiendo. Todas/os formamos parte de ese tejido y nos vamos entretejiendo mutuamente con diversidad de colores y posiciones. Cada cual en su momento, en su proceso. Una vez iniciado el tejido, lo que hacemos cada una/o repercute en las demás. Si una se rinde, otras caen.
En este tejido cabe la posibilidad de equivocarse ¿y entonces? Pues se deshace y se vuelve a tejer. Lo que no cabe es la posibilidad de no ocupar cada cual su lugar porque queda un hueco que es difícil suplir. Alguien podría decir: ¡Si apenas se nota!, pero si tú no estás, se nota y el tejido pierde calidad.